6 Pautas para Prevenir el Suicidio de Niños y Jóvenes
6 Pautas para Prevenir el Suicidio de Niños y Jóvenes
Seguramente, no se pueda sentir mayor dolor que cuando se pierde un hijo o hija. Si además la causa de la muerte es el suicidio, el vacío, las incógnitas que deja, y el sentimiento de culpa pueden llegar a ser indescriptibles.
Aunque es un tema del que nos cuesta hablar, lo cierto es que el suicidio de niños y jóvenes se ha posicionado como la primera causa de muerte entre los 14 y los 29 años.
Según una investigación realizada en un centro educativo español por Save the Children, el 2% de menores de entre 4 y 8 años presentaba pensamientos suicidas. La cifra llegaba al 6% entre los de 13 y 16 años.
Para intentar evitar estas muertes es importante que las familias trabajemos en su prevención.
1. Hay que hablar sobre el suicidio
Durante mucho tiempo se nos ha dicho que hablar del suicidio induce a más suicidios, pero nuevos estudios nos están revelando que esto no es exactamente así. Es la información morbosa de los medios de comunicación los que pueden traer problemas. No se trata de hablar del hecho concreto de un suicidio, de lugares o formas, sino de la importancia de cuidar nuestra salud mental.
Durante mucho tiempo se nos ha dicho que hablar del suicidio induce a más suicidios, pero nuevos estudios nos están revelando que esto no es exactamente así. Es la información morbosa de los medios de comunicación los que pueden traer problemas. No se trata de hablar del hecho concreto de un suicidio, de lugares o formas, sino de la importancia de cuidar nuestra salud mental.
La comunicación sincera, en familia y escuelas, de la existencia de este tipo de problemas, facilita que, en este caso los menores, sepan que otros han pasado por su misma situación y que pueden pedir ayuda.
2. Atención a periodos de ansiedad o depresivos
Es normal que los y las menores, igual que los adultos, pasen momentos de apatía o de confrontación con su entorno. La pandemia también ha hecho aflorar ansiedades y preocupaciones, y el momento actual de quitarse la mascarilla está siendo duro para muchos de ellos.
Si percibe que se aísla o que se siente inusualmente triste o agobiado hemos de hablar al respecto. Deben saber que nos preocupamos y que nos interesan sus preocupaciones.
No quitamos importancia a lo que nos dicen. Recordemos nuestra propia infancia. Frases como “pues si eso te preocupa, espera a ser mayor” o “eso son solo tonterías” pueden hacer que ahonde más en su aislamiento. Es mejor acercarnos de forma sincera, con calma y preguntar abiertamente “Te he notado triste últimamente”, “Quiero que sepas que estoy aquí para ti”, “Tal vez te pueda ayudar. ¿Me cuentas que te pasa?”
3. Les invitamos a participar en actividades en familia
Es bueno que les hagamos sentir lo importante que son para la familia. Que contamos con él o ella y que también puede contar con nosotros. Puede ser ver una película en casa, salir a dar un paseo, o una tarde de juegos de mesa.
También hay que respetar su propio espacio, para no presionar. Pero podemos establecer contratos al respecto, que no son otra cosa que compromisos explícitos. Por ejemplo, las comidas o cenas las hacemos en familia, y un día a la semana queda establecido como tarde en familia.
4. Les recomendamos el ejercicio
La liberación de endorfinas es muy beneficiosa para cualquier persona que pase por un momento de depresión moderada, entre otras cosas, porque reduce la cantidad de cortisol en sangre, hormona que está muy relacionada con la depresión.
Por eso el ejercicio puede ser una herramienta más en este tipo de situaciones. Al hacer ejercicio también nos mantenemos distraídos de otras preocupaciones.
Debe hacerse de forma constante por lo que es necesario que sea una actividad que les apetezca. Y no tiene que ser algo demasiado elaborado. Puede ser dar un paseo a buen ritmo, entre 3 y 5 veces a la semana.
5. No ignoramos amenazas de suicidio
En ocasiones, los menores nos dan toques de atención que deben ponernos en alerta. Frases como:
– A nadie le importa lo que me pase.
– A veces pienso quien vendría a mi funeral.
– Todos serían más felices si yo no estuviera.
– Solo quiero dormir y no volver a despertar.
En ocasiones, los menores nos dan toques de atención que deben ponernos en alerta. Frases como:
A nadie le importa lo que me pase.
A veces pienso quien vendría a mi funeral.
Todos serían más felices si yo no estuviera.
Solo quiero dormir y no volver a despertar.
No podemos ignorar estás afirmaciones. Tampoco gritar o amenazar para que desechen esas ideas. Debemos actuar con calma y empatía: “Debes de sentirte muy mal para decir eso. A veces solo con hablarlo uno se siente mejor.”
6.Los profesionales de la psicología y psiquiatría son nuestros aliados
6.Los profesionales de la psicología y psiquiatría son nuestros aliados
Si estás conductas persisten, si la apatía o aislamiento se prolonga por más de dos semanas: NO hay que dejarlo. Hay que acudir a un especialista. Ante situaciones de este tipo es mejor tomar medidas más importantes que quedarnos cortos y no llegar a tiempo.
Es importante desestigmatizar la atención de la salud mental en nuestra sociedad. Si nos duele un pie, la cabeza, el estómago… acudimos al médico. si sentimos malestar emocional, angustia, TAMBIEN.
En definitiva, es importante que nuestro hijos e hijas sepan que siempre habrá alguien que querrá escucharlos. Debemos ser un entorno seguro y protector desde el que explorar el mundo. Procurándoles todas las herramientas posibles para cuidar su cuerpo, pero también su mente.
Teléfono ANAR de ayuda para niños/as y adolescentes 900 20 20 10
Chat ANAR de ayuda para niños /as y adolescentes 116 111
Teléfono ANAR para familias y centros escolares 600 50 51 52